Inicialmente la búsqueda de algo que fotografiar se centraliza en la búsqueda de motivos bellos. Se espera que las fotos bellas sean de cosas bellas.
« En 1915 Edward Steichen fotografió una botella de leche en la escalera de incendios de una casa de vecindad, el ejemplo prematuro de una noción muy diferente de fotografía bella. »
La fotografía de la botella de leche que tomo Steichen marco un punto y aparte y cambió la percepción sobre los motivos de lo que merecen ser o no fotografiados. La belleza y la fealdad entraron en el plano de lo subjetivo. La belleza se generalizó.
En mi opinión, la visión que logró Diane Arbus es el resultado de la educación y la forma de vida que recibió.
Nació como una persona sumamente protegida, durante algún tiempo -en sus inicios- se dedicó a la fotografía de moda, de la belleza superficial, de la falsedad. Por lo que terminó por incursar en la búsqueda de la realidad, sea como fuere, realidad horrible, realidad nefasta. Esta realidad la cautivó.
Capturaba imágenes terribles de dolor ajeno, quizá así ella buscaba sentir algo o por el contrario, anestesiar sus propios sentimientos.
Fotografiaba todo tipo de monstruos; prostitutas, trasvestidos, consumistas, etc. Convertía todos, o más bien, a través de su cámara, descubría el monstruo dentro de cada quien. Los demostraba, los exaltaba.
Al fotografiarlos les confiere importancia, valor. Los llama «geniales».
Dicha genialidad, es producto de un tipo de distanciamiento, al fotografiar no se hace uno responsable de lo que fotografía, se es vouyerista, quizá. Pero Arbus no es vouyerista, ella entra en la vida de los monstruos, se inmiscuye en ella y crea así personajes exóticos y dignos de admiración.
Al entrar en sus vidas, comparte de algún modo el dolor del monstruo.
En su búsqueda por encontrarse con lo tabú, lo horrendo o maligno,trataba, quizá, de salir de su burbuja, conocer la realidad,v su propia inocencia. Inocencia que nunca podrá terminar de ser violada, siempre habrá un horror más grande que el mayor horror que creamos conocer.
Al zambullirse en toda esa perversión no trataba de acostumbrar se al horror, ni de parece una curiosa vouyerista. Ni siquiera trataba de ser culta. Quería enaltecer a los fenómenos. Pero estuvo tan cerca por tanto tiempo que quizá algo se quebró en ella, se ahogo en tanto dolor y es quizá eso, lo que la condujo al suicidio.
De cualquier manera, ella encontró lo monstruoso (lo real) dentro de todos. Dentro del deforme y dentro del estadounidense promedio. Y logro así demostrar que «Estados Unidos si es la tumba de occidente»>
En mi opinión, la visión que logró Diane Arbus es el resultado de la educación y la forma de vida que recibió.
Nació como una persona sumamente protegida, durante algún tiempo -en sus inicios- se dedicó a la fotografía de moda, de la belleza superficial, de la falsedad. Por lo que terminó por incursar en la búsqueda de la realidad, sea como fuere, realidad horrible, realidad nefasta. Esta realidad la cautivó.
Capturaba imágenes terribles de dolor ajeno, quizá así ella buscaba sentir algo o por el contrario, anestesiar sus propios sentimientos.
Fotografiaba todo tipo de monstruos; prostitutas, trasvestidos, consumistas, etc. Convertía todos, o más bien, a través de su cámara, descubría el monstruo dentro de cada quien. Los demostraba, los exaltaba.
Al fotografiarlos les confiere importancia, valor. Los llama «geniales».
Dicha genialidad, es producto de un tipo de distanciamiento, al fotografiar no se hace uno responsable de lo que fotografía, se es vouyerista, quizá. Pero Arbus no es vouyerista, ella entra en la vida de los monstruos, se inmiscuye en ella y crea así personajes exóticos y dignos de admiración.
Al entrar en sus vidas, comparte de algún modo el dolor del monstruo.
En su búsqueda por encontrarse con lo tabú, lo horrendo o maligno,trataba, quizá, de salir de su burbuja, conocer la realidad,v su propia inocencia. Inocencia que nunca podrá terminar de ser violada, siempre habrá un horror más grande que el mayor horror que creamos conocer.
Al zambullirse en toda esa perversión no trataba de acostumbrar se al horror, ni de parece una curiosa vouyerista. Ni siquiera trataba de ser culta. Quería enaltecer a los fenómenos. Pero estuvo tan cerca por tanto tiempo que quizá algo se quebró en ella, se ahogo en tanto dolor y es quizá eso, lo que la condujo al suicidio.
De cualquier manera, ella encontró lo monstruoso (lo real) dentro de todos. Dentro del deforme y dentro del estadounidense promedio. Y logro así demostrar que «Estados Unidos si es la tumba de occidente»>
Comentarios
Publicar un comentario