Permanecemos en un estado de ignorancia sobre la realidad en la que habitamos, en la que las imágenes fungen como medios para enseñarnos lo poco que la humanidad conoce sobre dicha realidad. Las fotografías son esas imágenes. Cuando aprendimos a poseer imágenes, aprendimos también a discriminar lo que merece ser capturado y "poseído" como imagen. Las fotografías aparecen como trocitos de realidad; momentos atrapados y fijados en papel para la posteridad. Estos cachitos de realidad pueden ser usados para aportar pruebas de que algo sucedio de un modo u otro. La fotografía al darnos la sensación de poseer objetos, también nos permite poseer temporalidades. Aunque la fotografía, al ser producto de una actividad humana, es también maleable. Así como una escultura o una pintura, la fotografía es una interpretación de la realidad a partir de ella misma. La actividad de fotografiarlo todo nos ha transformado en voyeristas. Nos da una falsa sensación de partici...







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